¿Sabías que escribir un correo electrónico puede enviar 17 gramos o más de dióxido de carbono a la atmósfera? ¿O que usar solo audio en las llamadas de Zoom reduce las emisiones de carbono hasta en un 96 %?

Solemos pensar que nuestros ordenadores son máquinas de productividad limpias y ecológicas: no hay chimeneas saliendo de nuestros ordenadores portátiles y nuestros teléfonos inteligentes no tienen tubos de escape. Aún así, el uso de Internet genera una huella de carbono invisible. Cada búsqueda que haces, cada podcast que descargas y cada atracón de Netflix requiere el uso de energía, agua y tierra.

¿Cómo genera emisiones de carbono el uso de Internet?

¿De qué manera se desgastan recursos ambientales como energía, agua y tierra por usar Internet? Las grandes salas llenas de servidores (centros de datos) requieren electricidad para almacenar y transmitir los datos; y producir toda esa electricidad emite carbono. ¿Dónde almacenamos todo? Agrega el uso de grandes extensiones de tierra dedicadas a estas numerosas salas llenas de servidores que envían información desde y hacia tu ordenador portátil o teléfono inteligente. ¿No se sobrecalientan todos esos servidores que funcionan constantemente uno al lado del otro? Agrega el uso de agua. Los centros de datos funcionan en caliente y se utiliza líquido para refrigerarlos. También se utiliza aire acondicionado, lo que aumenta el gasto de electricidad y la huella de carbono. ¿El resultado? Las actividades de Internet, incluso las más pequeñas y mundanas, vienen con un pequeño impuesto al medioambiente, un impuesto que se agrava cuando consideramos la escala de Internet. Las tecnologías más nuevas, como ChatGPT y la IA generativa, no ayudan a reducir esta huella, sino que la hacen cada vez más grande.

¿Cuánto más grande? Hablemos de números. Esta es la huella de carbono invisible de solo algunas de las actividades en Internet:

Videollamadas

El uso de videollamadas se disparó cuando comenzó la pandemia. De 2019 a 2020, Zoom pasó de 10 millones de participantes diarios a 300 millones. Hoy en día, en 2023, el número es más del doble.

Pero las videoconferencias implican un coste energético. Según un estudio de la Universidad de Purdue, una llamada de Zoom de una hora de duración produce entre 150 y 1000 gramos de dióxido de carbono. En comparación, un automóvil quema cuatro litros de gasolina emite 8887 gramos de dióxido de carbono; esto significa que, potencialmente, tus llamadas de Zoom pueden ser más ecológicas que conducir para conocer a tu colega en persona. Sin embargo, esa misma llamada de una hora también requiere entre 2 y 12 litros de agua y la superficie de tierra equivalente a un iPad Mini (esos centros de datos llenos de servidores para todas esas llamadas de Zoom tienen que ir a alguna parte).

Todo eso es por una llamada de una hora. Ahora multiplica esos números por las 55 mil millones de horas de reuniones de Zoom que se realizan en un año. Lo dijimos al comienzo y lo repetiremos: puedes reducir la huella de tu llamada en un 96 % si utilizas solo audio. La próxima vez que te critiquen por no mostrar la cara, ¡dile a tus compañeros de trabajo que estás salvando el planeta!

Descargar podcasts

Probablemente ya conozcas el podcast IRL de Mozilla. Seguramente has escuchado nuestra sexta temporada, donde discutimos cómo la aparición de la IA afecta nuestro mundo real. Pero si has estado escuchado el programa por un tiempo, sabrás que en la quinta temporada hay un episodio sobre la huella de carbono de Internet, que incluye la huella de los podcasts.

En ese episodio, contabilizamos la cantidad de dióxido de carbono que produce una entrega del podcast de IRL. La respuesta: un episodio de podcast promedio emite 1,16 toneladas métricas de dióxido de carbono (¡eso equivale a cerca de tres barriles de petróleo por episodio!). ¿De dónde proviene la mayor parte de esos desechos? Principalmente, de la electricidad y de la forma en que se produce. Parte de la electricidad se produce utilizando fuentes nocivas, como el carbón o el gas natural. También puede generarse utilizando fuentes menos dañinas como la eólica y la solar. El podcast IRL utilizó un promedio entre esas fuentes y llegó a las 1,16 toneladas métricas de carbono por episodio.

Streaming de vídeos

200 millones de suscriptores, más de 3 horas de vídeo por día: cada día, sitios populares como Netflix transmiten muchísimos vídeos a muchísimas personas. Un estudio reveló que los usuarios promedio de Netflix descargan colectivamente 18 millones de terabytes de datos cada mes.

¿Quieres saber cuál es la huella de carbono de esto? Según lo informado por Netflix en 2020, una hora de transmisión de vídeo en su servicio produce 100 gramos de dióxido de carbono equivalente (CO2e). Una persona que ve cuatro horas de Netflix equivale a conducir casi dos kilómetros en un coche de gasolina. Netflix puede producir alrededor de 1,1 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, el equivalente a 240.000 automóviles.

El mundo de los medios de streaming es obviamente mucho más grande que Netflix. Un estudio publicado en enero calcula que las emisiones anuales de carbono para YouTube son de alrededor de 6,5 millones de toneladas métricas de CO2e. La huella de carbono de TikTok es más del doble que la de YouTube. TikTok produce alrededor de 14,7 millones de toneladas métricas de CO2e al año.

Uso de IA

Antes de que tú o yo podamos usar un producto que incorpore IA, los ingenieros de software deben entrenar a la IA, enseñándole todo lo que necesita saber. Esta formación puede ser extremadamente costosa para el medioambiente.

La energía necesaria para entrenar un modelo de IA como ChatGPT podría alimentar el hogar de un estadounidense promedio durante cientos de años. Así es como Gizmodo resume las conclusiones de un trabajo de investigación realizado por la división de IA de Stanford. Otras estimaciones miden la cantidad de energía utilizada para entrenar a ChatGPT en 1,3 gigavatios-hora, lo que equivale a la cantidad de energía que 120 hogares estadounidenses utilizan en un año.

No todas las IA son similares en este sentido. El documento compara el entrenamiento de cuatro modelos principales de IA, incluido ChatGPT, y clasifica la eficiencia energética de los centros de datos utilizados para entrenarlos. El GPT-3 de ChatGPT liberó la mayor cantidad de carbono a la atmósfera, con un valor de 500 toneladas métricas. Por su parte, el modelo de IA BLOOM, que es similar en tamaño a ChatGPT, emitió 22,7 toneladas métricas de dióxido de carbono. Mucho menos en comparación, pero una cantidad aún considerable: el entrenamiento de BLOOM consumió más energía que un estadounidense promedio en un año.

Todos esos datos solo se centran en el entrenamiento de las herramientas de IA, no en su uso. No está del todo claro cuánto le cuesta al medioambiente cada uso de un servicio como ChatGPT, pero algunos estiman que ChatGPT emite 7,6 toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año.

¿Pero sabes qué es lo peor? ¡Los grupos están resolviendo el problema del carbono de la IA con... adivina... sí, ¡con más IA! Se están utilizando modelos como BCOOLER para optimizar el uso de energía.

Un impacto desproporcionado

El impacto ambiental del streaming de vídeos o de chatear con ChatGPT no afecta a todos por igual. Lorena Regattieri, miembro sénior de Trustworthy AI, aquí en la Fundación Mozilla, señala: «En la era de la IA y los servicios de Internet a escala, es crucial examinar críticamente el impacto de nuestro consumo digital en el medioambiente y las comunidades marginadas, particularmente en el sur global». Además del gasto necesario para que los ordenadores procesen toda esta información, Lorena señala que la creación de los propios ordenadores también tiene un coste. «La extracción de minerales como el litio o el cobalto para fabricar componentes tecnológicos a menudo se lleva a cabo en regiones con problemas ambientales y sociales», explica Lorena. «Estos problemas afectan de manera desproporcionada a las comunidades marginadas, particularmente en el sur global, donde las operaciones mineras pueden dañar los ecosistemas y las comunidades locales».

¿Qué podemos hacer al respecto?

Al comenzar este artículo mencionamos la posibilidad de reducir las emisiones por llamadas de Zoom en más de un 90 % con solo cambiar a las llamadas de audio. Hay otros consejos que puedes seguir, como usar un motor de búsqueda como Ecosia para ayudar a plantar árboles, desactivar la reproducción automática en los sitios de vídeos que visitas, o reducir la recepción de boletines innecesarios. Sin embargo, la verdadera responsabilidad debería recaer en las empresas que crean estas aplicaciones y servicios, ya que son ellos quienes pueden hacer cambios amplios y radicales mediante el uso de opciones mejores.

Si te estás preguntando qué puedes hacer, Lorena te da algunos consejos:

  • Elige dispositivos energéticamente eficientes (y apoya a las empresas que priorizan el uso de energías renovables)
  • Exige transparencia a las empresas con respecto a sus emisiones de carbono
  • Apoya iniciativas que hagan uso de energías limpias para la informática, como el Protocolo Solar premiado por Mozilla.
  • Apoya a los movimientos y organizaciones globales que defienden las condiciones de trabajo justas y la protección de las comunidades afectadas por la cadena de suministros tecnológicos. Algunos ejemplos: Fairwork, Foxglove en el Reino Unido y OCP en Brasil
  • Considera el impacto ambiental de la producción y eliminación de dispositivos. Recicla dispositivos electrónicos a través de programas certificados de desechos electrónicos, o dona o vende los dispositivos que ya no utilizas pero que aún funcionan, en lugar de tirarlos a la basura

Si trabajas para una empresa de tecnología y estás leyendo esto, esto es lo que puedes hacer para generar un cambio considerable:

  • Optimiza los algoritmos y los modelos para que sean eficientes energéticamente
  • Alimenta los centros de datos con energías renovables e implementa una gestión adecuada de los residuos
  • Establece políticas de abastecimiento responsable que prioricen la sostenibilidad ambiental y el respeto por los derechos indígenas

La huella de carbono invisible de Internet

Redactado por: Xavier Harding

Editado por: Audrey Hingle, Carys Afoko, Kevin Zawacki, Tracy Kariuki

Agradecimientos especiales: ¡Lorena Regattieri!


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